De la emoción se escribe cuando ya esta muerta o podría ahogar la pluma en un hecatombe de tinta, al intentar escupir palabras teñidas por una sonrisa amplia o una mirada furtiva y en confidencia. Escribir de amor es una empresa de titanes; otros temas como la respiración, anima a escribir del viento y la calma, del origen y la existencia, de la inexorable marcha que condena nuestro significar. ¡Ay! Pero escribir de amor, es perdida y desesperación, es vagar en un valle desolado buscando sentido al capricho de la promesa de una tierra inexistente. De amor romántico no se escribe; el amor incondicional, la generosidad a todos los seres, las emociones positivas, son formas de amar que acercan a la trascendencia. ¡Ah! Más caprichoso es el corazón, que se desarma con solo una sonrisa. Y de ahí surge el verso, que tímido se asoma, inarticulado y poco coherente. El trato Venus se asoma desde su altar, inmaculada y radiante cual ninfa de mar. Marte en...