Transcurre en un instante, en el vuelo del águila, surcando entre algodones de espuma en cama celeste, donde la palabra no es puesta detrás de barrotes y el río encuentra su propio cause, fuera de las inflexibles corrientes que arrastran en un solo sentido.
Este espacio similar al ente que la visión limita en el horizonte pero se expande salado por todo el orbe, da vida a seres nutridos de la emoción, de formas diversas y desconocidas.
Da espacio a lirios que crecen amontonados en las superficies vitales y bien alimentados, así como a lotos que surgen del fango y descomposición.
De renovada inspiración de las fuentes inagotables, de la búsqueda de aventura y lo sagrado, emprende el héroe de sensibilidad inusitada la empresa de abrazar el pasado y habitar el presente.
Un lugar sin paredes ni techo, un momento sin cuerpos o fronteras, un aire prístino e inconmensurable, sin daños ni riesgos traducido en una palabra: Libertad.
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