Agotado de lo habitual partiste,
añorando el encuentro del ideal,
soñando el instante trascendental
la riada te porto presto al oriente.
Resuena dentro tu pecho batiente
el corazón que percibe lo real
de la bendita enseñanza primordial
que en las tierras remotas obtuviste.
Abriste el noble sendero a la sangha,
acercaste el puro aroma del dharma
con el amoroso Buda que abriga.
Gratitud contigo por el buen karma,
legaste a tu orden luz que no se apaga.
Fue así tu vida el mas bello poema.
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